Cuando fue adolescente, cayó en la trampa de una propuesta para ingresar a una academia musical de una reconocida organización, con la gran oportunidad de prepararse y comenzar a cumplir sus sueños.

Sin embargo, esto solo era una estrategia de lo que hoy conocemos como «enganche» para finalmente terminar viviendo distintas formas de explotación principalmente laboral, trabajos forzados y esclavitud entre otros delitos (Trata de personas).

Al ser liberada gracias a la intervención de La Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL), Karla puede volver a casa con sus padres. Sin embargo, no sabía que le esperaban nuevas batallas que librar:

Falta de leyes que castigaran estos delitos, impunidad y una total falta de protección a su identidad. Por si fuera poco, una sociedad en ese entonces poco sensible fue haciendo crecer sus heridas en lugar de sanarlas.

Fue un largo proceso, pero llegó el momento en que por primera vez en tantos años se sentía libre, la información y el poder servir a través de su historia le hicieron sentir que otra vez tenía las alas que necesitaba para volver a soñar.